Drácula de Hacendado - Drácula 1979
Reseña de Drácula (John Badham, 1979) con respecto a Drácula (Bram Stoker, 1897)
Drácula (John Badham, 1979)
Adaptación: no adapta la novela, sino una obra de teatro derivativa, así que tiene más pase
Obra como tal: HOT
Película revista para esta reseña junto con un aquarius zero con miel (tenía mucho calor y la garganta en la mierda)
SPOILERS AHEAD!
Esta es una película que nunca había visto antes del tirón. Siempre la había pillado a medias, pirateada con fragmentos alternados y/o que faltaban y, genuinamente, la única línea argumental que me sabía entera era la Renfield. Sin embargo, todo lo que había visto me gustaba mucho, con «suspensión de la adaptación». ¿Haberla podido ver de una vez? BUAH, CANELITA EN RAMA.
De hecho, antes de entrar en materia, y esto será relevante en mi siguiente reseña de adaptación (que pienso escribir en plan autor de la generación beat, con un Whisky on the rocks mientras sudo lo que no tiene nombre -esto por culpa de los cuarenta y pico grados de mi ciudad a estas alturas del año, no un envenenamiento continuo de mi propio organismo-): creo que esto es lo que Coppola pensaba que estaba haciendo con su versión.
Para empezar, a la hora de que sea permisiva con esta película a nivel de adaptación hay que tener en cuenta que no está adaptando la novela de Bram Stoker (1897), sino la obra de teatro homónima escrita de Hamilton Deane (1924) (y revisada tres años después por John L. Balderston). Por lo tanto, ya partimos de una base «teléfono roto» antes incluso de pasar la casilla de salida.
E, incluso con esto, sí que hay algunos elementos que traducen muy bien a un mundo y un conflicto que no corresponden al original (incluso si El Conde Drácula: terror entre los terrores de nuevos vecinos, sigue siendo el eje en torno al que todo comienza), especialmente los dos personajes femeninos; y digo «personajes femeninos», porque, sinceramente, las muchachas de la novela ser, no son (y mucho menos en lo que respecta a las relaciones que tienen con los personajes masculinos: la manía de convertir a Lucy y/o Mina en la prole de los doctores del grupo es algo que jamás entenderé). A pesar de ello, la dinámica que se crea entre ambas sí que está en absoluta armonía con la de nuestras dos protagonistas originales y, sinceramente, después de todas las versiones previamente hechas, ver a DOS personajes femeninos protagónicos capaces de hablar de sus cosas sin más y no tener ningún tipo de mal rollo latente me ha dado años de vida (y ya no solo en el contexto vmpíric
A su vez, la cinta, incluso entre sus grandes diferencias, se nota está hecha con gente con conocimiento de causa, pues está plagada de pequeños (y no tan pequeños) easter eggs muy bien plantados para que puedas a la par ver por qué funcionan en el escenario que se nos está planteando y el porqué era un buen momento para hacer «guiño, quiño, codazo» de forma apropiada. De todos ellos, voy a resaltar especialmente un momento que me hizo aplaudir: momento reptiliano del Conde. ¿Tiene algo que ver con el contexto original? No, pero sirve el mismo propósito: es el instante en el que nuestro personaje protagonista termina de concienciarce de que este señor muy humano ser, no es, y en el que la audiencia se termina de percatar a los extremos que está dispuesto a llegar para conseguir lo que desea.
Por todo lo demás, esta obra es tan libre que el simple hecho de empezar a compararla en detalle me resulta un chiste. Solo que, vuelvo a reiterar, incluso en sus deficiencias aquí se un disfrute real por el relato real y, por ello, voy a pasar ya a reseñar la película como tal, con aderezos leves que continuarán la comparativa.
Bien, he dejado muy claro arriba lo que es esta película, por delante de todo lo demás: SEXY. Esta cinta está cachonda, es atractiva y lo sabe y abraza. Además, ni se avergüenza ni toma en ningún momento un tono mojigato al respecto.
De hecho, se podría interpretar que los únicos momentos (aparte de cuando están simplemente pasando un rato juntas) las mujeres de esta película parecen poder respirar es cuando llega esta DIVA que es el vampiro interpretado por Frank Langella, y que tiene más carisma que un bardo con sangre feérica a nivel diecimucho. Sí, su intención final no es buena, pero, al igual que ocurre en Carmilla (Sheridan Le Fanu, 1872), también hay un poso muy evidente de que, a posta o no, con su manipulación también le trajeron al personaje protagonista su primera liberación sexual y, al final del día, capacidad de sentirse a gusto consigo misma.
Y da gusto verlo en pantalla; ver algo malo que no es exclusivamente malo y, lo más gracioso de todo, la reacción de los personajes masculinos (que también caminan por las dos calles -la reacción de Jonathan al llegar el Conde solo tiene una explicación posible…-) es un poema. Parece que realmente les cueste comprender que este hombre que no solo es guapísimo, está buenísimo y tiene pinta de saber besar en todas partes, sino que las escucha y les habla de tú a tú sea lo que ellas quieran.
Igual que acaba siendo lo que quiere Renfield, que tiene un arco curiosísimo como currito prácticamente «accidental» del Conde, con una interpretación muy honesta con locura in crescendo por parte de Tony Haygarth.
Sí, el encanto mágico y manipulación ayudan, pero hay algo muy atractivo en lo que esta versión de Drácula presenta, en su romanticismo a medio camino entre la comedoa casi goofy y el dark romance. De hecho, por la relación final que «intenta» establecer, creo que esto es lo que intentaba Coppola que sintiéramos cuando veíamos a su Conde y su Mina.
Por último, no puedo no mencionar a uno de los grandes de entre los grandes: John Williams creando una música que, si no tan icónica como la de otras cintas, es perfecta para cada momento donde es usada. El resto de aspectos técnicos también son sobresalientes (sobre todo el maquillaje más «monstruoso», una fantasía).
Y esto es todo. Espero que os haya interesado mi disertación que, seguramente, va a sonar muy hipócrita cuando veáis la bilis que le tengo a la famosa película de 1992…pero, por ahora, os dejo aquí con la disponibilidad y la versión en inglés mucho más reducida de mi opinión de la película (y con comentario chorras habitual, à la los capítulos de Drácula normales):
· Disponibilidad actualmente de Drácula (1979)
· Si no, siempre quedará El Buen Pirateo
· Mi Reseña en Letterboxd
Bueno cuando yo tenia 12 años lei por primera vez el Dracula de bram stoker, lo hacia de noche porque mi.madre no quería que lellera esa novela. Yo ya leia comics de dracula que fueron los que me acercaron al.personaje, y entoncea busque las peliculas que por aquella epoca se podian encontrar, hablo del año 1977 asi que lugosi y la hammer... y me desesperaba lo malas adaptaciones que eran y de repente llegaron los trailers del Dracula de John Badham y sobre todo con música de mi adorado williams... y en esos trailers se veía a dracula ( el caballero) al Dracula que escalaba las paredes lisas, al Dracula que de caballero iba a Monstruo ( la escena en la que boca abajo está quitando el cristal del balcon y se ve ese rostro de alguien más parecido a un animal que a un hombre) Ese era en aquella época el Dracula que yo quería ver, al ver la película me entusiasmó, era algo diferente algo fresco....me sigue gustando...odio la escena de carfax con la cena romántica, pero lo demás es algo que se acerca al espíritu.... se que de primeras langella con ese pelazo, seward siendo padre de y van helsing padre de también ...eso me sacaba pero sin embargo la película me atrapó, dracula era un monstruo egoista y sus apariciones sin embargo eran sublimes... la escena de amor con la musica de Williams fue mi musica del amor durante años.
Pwrdona el rollo ..y de coppola yo tambien tendria mucho que decir jajajja. Saludos