Nota: por el tipo de relación que entablan, he hecho que Mina tutee a Van Helsing, incluso si es bastante anacrónico. Simplemente, que es demasiado echada para adelante con él como para darle el mismo respeto casi referencial de nuestros chicos
«LA GACETA DE WESTMINSTER», 25 DE SEPTIEMBRE
UN MISTERIO EN HAMPSTEAD
El vecindario de Hampstead se enfrenta ahora mismo a una serie de eventos que parecen ir en línea paralela a lo que han experimentado escritores de titulares como «El Horror de Kensington» o «La Mujer del Puñal», o «La Mujer de Negro». Durante los últimos dos o tres días múltiples casos han tenido lugar en los que niños pequeños se han alejado mucho de sus hogares o no han renegado de volver de jugar en el Heath. En todos estos casos los niños eran demasiado jóvenes para poder dar un testimonio apropiado para ser estudiado por ellos mismos, pero el consenso de todas sus excusas es que habían estado con una «Dama Sangüenta». Siempre ha sido por la tarde-noche cuando han sido echados de menos, y en dos ocasiones los niños no han sido encontrados hasta primera hora de la siguiente mañana. El consenso general en el barrio es que, como el primer niño justificó su ausencia diciendo que una «dama sangüenta» le preguntó si quería ir a dar un paseo, el resto han tomado esta frase y usado cuando la ocasión lo hacía propicio. Esto es algo esperable, pues el juego favorito de estos pequeños es atraer a los otros lo más lejos posible. Un corresponsal nos escribe que observar a algunos de los pequeños muchachos pretendiendo ser la «Dama Sangüenta» es extremadamente divertido. Algunos caricaturistas pueden, dice, tomar lecciones en la ironía de lo grotesco comparando realidad y pintura. Es solo de acuerdo con principios generales de la naturaleza humana que la «Dama Sangüenta» se haya vuelto un papel popular en estas interpretaciones improv[1]. Nuestro corresponsal inocentemente dice que incluso Ellen Terry no se hubiera mostrado tan inconmensurablemente atractiva si no hubiera sido por estar rodeada de niños mugrientos.
Sin embargo, existe la posibilidad de que exista un lado serio en todo este asunto, pues algunos de los niños, justo aquellos que desaparecieron durante toda la noche, tenían todos desgarros o pequeñas heridas en el cuello. Las heridas parecen ser hechas por una rata o un perro pequeño, e incluso si no se les ha dado mayor importancia sobre el propio individuo, conforman una tendencia que muestra que el animal que sea que las inflige tiene un sistema o métodos propios. La policía de la división asignada deben estar atentos a cualquier niño deambulando, especialmente a los más pequeños, y dentro y en torno a Hampstead Heath, pues cualquier perro callejero podría ser el responsable.
«LA GACETA DE WESTMINSTER», 25 DE SEPTIEMBRE
Extra Especial
EL TERROR DE HAMPSTEAD
OTRO NIÑO HERIDO
La «Dama Sangüenta»
Acabamos de recibir notificación de que otro niño, perdido desde ayer por la noche, acaba de ser descubierto cerca de medio día bajo un arbusto de aulaga[2] en la zona de Shooter’s Hill de Hampstead Heath que es, quizás, menos frecuentada que las otras zonas. Tiene la misma herida en el cuello que se había visto en los otros casos. Estaba terriblemente débil y parecía bastante demacrado. También él, una vez parcialmente recuperado, ha contado la ya habitual historia de ser atraído para alejarse por la «Dama Sangüenta»´.
TELEGRAMA, SEÑORA HARKER A VAN HELSING
25 de Septiembre
Ven hoy en el tren de las diez menos cuarto si puedes todavía cogerlo. Puedo verte en cualquier momento que llames.
WILHEMINA HARKER
DIARIO DE MINA HARKER
25 de Septiembre
No puedo evitar sentirme extremadamente nerviosa conforme el momento de la visita del Doctor Van Helsing se acerca, pues, de alguna manera, espero que vaya a dar cierta luz sobre la triste experiencia de Jonathan y, como atendió a mi querida pobre Lucy en su última enfermedad, me puede contar todo lo referente a ella. Esa es la razón de que venga; es por Lucy y su insomnio, no sobre Jonathan. Entonces, ¡puede que nunca sepa la verdad! Que ridícula soy. Este terrible cuaderno se ha apoderado de mi imaginación y tiñe todo con parte de su propio color. Por supuesto que es sobre Lucy. Ese hábito volvió a la pobre, y aquella horrible noche en el acantilado debió enfermarla. Casi se me olvida en mitad de mis propios asuntos lo enferma que estaba después. Debe de haberle contado lo de su aventura insomne en el acantilado y, como yo sabía sobre ello, y ahora quiere que le cuente lo que ella sabía, para así poder entender la situación. Espero que hiciera bien en no decirle nada de esta materia a la Señora Westenra; nunca me perdonaré si uno de mis actos, fuera o no uno con malas intenciones, haya podido aumentar el dolor de la pobre Querida Lucy.
Supongo que llorar siempre nos hace bien, limpia el aire como cualquier otro tipo de lluvia. Quizás leer el diario ayer me perturbó y, ahora, sumado a que Jonathan se ha ido esta mañana para estar fuera día y noche… La primera vez que estamos separados desde nuestra boda. Espero que él, mi pobre amor, se cuide y que nada que le pueda generar malestar ocurra. Son las dos de la tarde y el Doctor llegará pronto. No debo mencionar el diario de viajes de Jonathan a no ser que me pregunte por él. Estoy tan agradecida por haber pasado a máquina de escribir mi propio diario para que, así, en caso de que pregunte sobre Lucy, se lo pueda tender sin mayor complicación. Me voy a ahorrar una cantidad nada deleznable de preguntas.
Más tarde.
Ha llegado y se ha vuelto a marchar. ¡Oh, qué extraña reunión y como hace a mi cabeza dar vueltas! Se siente como un sueño. Todo puede ser posible, ¿o solo en parte? De no haber leído primero el diario de Jonathan, nunca hubiera aceptado esto último ni si quiera como una posibilidad. Pobre, ¡pobre y querido Jonathan! Como ha debido de sufrir. Dios, por favor, haz que esto no le vuelva a afectar. Trataré de evitar que se vuelva a acercar a todo esto; pero puede ser incluso un consuelo y ayuda para él (horrible pensamiento es este y terribles sus consecuencias) a saber con certeza que sus ojos, oídos y cerebro no le engañaron, y que todo fue real. Puede que sea la duda lo que le tortura; y cuando dicha duda desaparezca, sea cuál sea probada como la verdad (realidad o sueño), estará más satisfecho y capaz de soportar el trauma. El Doctor Van Helsing debe ser un buen hombre, aparte de uno inteligente, si es amigo de Arthur y el Doctor Seward; y si ellos lo trajeron desde la mismísima Holanda para cuidar de Lucy. Siento haber comprobado que es en verdad bueno, amable y de noble naturaleza. Cuando venga el día de mañana, le preguntaré sobre Jonathan y, entonces, a Dios le pido, que toda esta tristeza y nerviosismo lleven a un final feliz. Solía plantearme el practicar las entrevistas. La amiga de Jonathan que trabaja en «Las Noticias de Exeter» le dijo que la memoria lo era todo en tal tarea; que uno debe ser capaz de poner por escrito las palabras habladas con casi absoluta exactitud, incluso si después debe ser refinado. Aquí tuvo lugar una extraña entrevista, trataré de transcribirla palabra por palabra.
Eran pasadas las dos de la tarde cuando alguien llamó a la puerta. Hice acopio de todo mi coraje y esperé. Poco tiempo pasó hasta que Mery abrió la puerta, anunciando al Doctor Van Helsing.
Me levanté, hice una reverencia y él vino hacia mí; un hombre de peso medio, constitución fornida, con sus hombros bien extendidos sobre un pecho amplio y un cuello bien equilibrado en su unión tanto al tronco como a la cabeza. La estructura de su cabeza era noble, de un tamaño apropiado, amplia y se extiende tras las orejas. El rostro, bien afeitado, mostraba una mandíbula fuerte y cuadrada; una boca grande, resuelta y de movimientos amplios; una nariz de tamaño apropiado, más bien recta, pero con pequeños y prácticos orificios, que parecían ampliarse cuando las densas y peludas cejas bajaban cuando la boca se tensaba. La frente era amplia y delicada, casi completamente recta, con dos inclinaciones sobre dos hoyuelos en la amplia parte trasera; tal frente que no puede ser ocultada por el pelo rojizo, aunque este caiga de forma natural a ambos lado de la misma. Grandes ojos azul oscuro bien separados, y eran gráciles y tiernos o severos dependiendo del humor del hombre. Me dijo:
–La Señora Harker, ¿no es así? –Me incliné para asentir –. ¿Antes la Señorita Mina Murray? –De nuevo, asentí –. Es a Mina Murray a quién he venido a ver, la amiga de mi pobre niña querida Lucy Westenra. Madam Mina, es por los difuntos que estoy aquí.
–Señor, no podría haber venido con una justificación mejor sobre mi persona que el ser amigo y asistente de Lucy Westenra –. Y le tendí una mano, que tomó antes de añadir con dulzura:
–Oh, Madam Mina, sabía que la amiga de tal desafortunado lirio en forma de muchacha tenía que ser buena, pero todavía tenía que descubrirlo… –Terminó su discurso con una cortés reverencia. Le pregunté sobre qué quería hablarme, así que comenzó a hablar de nuevo:
–He leído tus cartas a la Señorita Lucy. Discúlpame, pero tenía que comenzar a investigar en alguna parte, y no había nadie a quién preguntar. Sabía que tú estabas con ella en Whitby. Escribía de forma semi-constante en un diario…no hace falta que te muestres sorprendida, Madam Mina. Comenzó una vez te hubiste marchado, y era en tu imagen y semejanza…y en ese diario había menciones de pasada a ciertas cosas relacionadas con un episodio de sonambulismo de las cuales ella dice que tú la salvaste. Con gran perplejidad vengo a ti, y te pido en tu gran generosidad que me cuentes exactamente qué recuerdas.
–Te puedo contar, creo, Doctor Van Helsing, todo lo relacionado con el incidente.
–Ah; entonces, ¿tienes buena memoria para los hechos, para los detalles? No siempre es así en las damas jóvenes.
–No, doctor, pero lo escribí todo en su momento. Te lo puedo enseñar si quieres.
–Oh, Madam Mina, estaría muy agradecido; me harías un gran favor –. No pude resistir la tentación de mitificarle un poco (supongo que es una forma de presentarse que tiene la manzana original, todavía en todas nuestras bocas), así que le tendí el diario taquigrafiado. Lo tomó con una reverencia de agradecimiento –. ¿Puedo leerlo?
–Oh, si así lo deseas –respondí tan modestamente como pude. Lo abrió y, durante un instante, su expresión se descompuso. Luego, se estiró por completó y se inclinó ante mí.
–Oh, ¡mujer lista! –dijo –. Sabía que el Señor Jonathan era un hombre con mucho que agradecer; pero puedo ver, su mujer es la que tiene todas las cualidades. Y, ¿no podrías tan solo honrarme y entonces ayudarme leyéndomelo? ¡Pues, así es! No sé leer taquigrafía –. Llegado este punto, mi pequeña broma hubo terminado, y casi me sentía avergonzada; así que tomé la copia a máquina de escribir de mi bolsa de trabajo y se la tendí.
Lo aceptó y sus ojos brillaron.
–Eres brillante. ¿Y puedo leerlo ahora? Puede que quiera hacerte algunas preguntas una vez haya terminado.
–Por supuesto, ve leyéndolo mientras encargo la comida; y luego me puedes preguntar mientras comemos –. Se inclinó y sentó en una silla dándole la espalda a la luz y se quedó absorto en los papeles mientras yo iba a centrarme en la comida para no distraerle. Cuando volví, me lo encontré andando arriba y abajo del cuarto de forma apresurada, con una expresión de absoluta sorpresa en el rostro. Se apresuró hacia mí y me agarró con ambas manos.
–Oh, Madam Mina, ¿cómo puedo expresar lo que te debo? Este documento es una luz en la oscuridad. Abre una puerta para mí. Estoy aturdido, estoy mareado con tanta luz y, a pesar de ello, las nubes entorpecen su camino todo el tiempo. Pero todo esto tú no lo puedes, no lo debes, comprender. Oh, pero te estoy tan agradecido; eres una mujer tan inteligente. Madam –dijo lo siguiente con gran solemnidad –, si alguna vez Abraham Van Helsing puede hacer algo por ti o los tuyos, confío en que sabes que me lo puedes hacer saber. Será un placer y absoluta delicia si puedo servirte como amigo; como un amigo, pero todo lo que he aprendido, todo lo que puedo hacer, es para ti y aquellos a los que amas. Hay oscuridad en la vida y hay luces; tú eres una de las luces. Tendrás una vida feliz y buena, y tu marido está bendecido por tu presencia.
–Pero, doctor, me halagas demasiado y…y no me conoces.
–No conocerte…yo, que soy viejo, y que he estudiado toda mi vida a hombres y mujeres; yo, que he hecho mi especialidad el cerebro y todo lo que le pertenece, ¡y lo que viene de él! Y que he leído el diario que tan amablemente has escrito para mí, y que respira verdad en cada línea. Yo, que he leído tu dulce carta a la pobre Lucy sobre tu matrimonio y tu confianza, ¡no conocerte! Oh, Madam Mina, las buenas mujeres se hacen notar toda su vida, y cada día y cada hora y cada minuto, cosas así los ángeles pueden notarlas; y algunos de los hombres, que deseamos tener algo de los ojos de un ángel en nosotros. Tu marido es de naturaleza noble, y tú eres noble también, pues confías, y la confianza no existe donde hay una naturaleza cruel. Y tu marido…háblame sobre él. ¿Está bien? ¿Ha desaparecido ya la fiebre, y ha recuperado la fuerza y el ánimo? –Aquí encontré una oportunidad para preguntarle por Jonathan, así que dije:
–Casi se ha recuperado, pero la muerte del Señor Hawkins ha supuesto un duro golpe –. Él me interrumpió:
–Oh, sí, lo sé. Lo sé. He leído tus últimas dos cartas –continué:
–Supone que esto le alteró, pues cuando estábamos en la ciudad el jueves pasado entró en una especie de estado atacado.
– ¡Un ataque, y tan cercano a la fiebre cerebral! Eso no es bueno, ¿qué clase de ataque fue?
–Creyó ver a alguien que le recordaba algo terrible, algo directamente relacionado con la previa aparición de su fiebre cerebral –. Y aquí fue donde sentí como todo me sobrepasaba de golpe. La pena por Jonathan, el terror de lo que había experimentado, el escalofriante misterio de su diario, y el temor que ha estado creciendo en torno a mí desde entonces, todo vino a mí en un único tumulto. Supongo que me puse histérica, pues me tiré al suelo de rodillas y alcé mis manos hacia él, implorándole que hiciera que mi marido volviera a estar bien. Él tomó mis manos y me ayudó a levantarme, haciendo que me sentara en el sofá, y se sentó junto a mí; tomó mi mano en la suya y me dijo con, oh, tal dulzura infinita…
–Mi vida es yerma y solitaria, y tan consumida por el trabajo que apenas tengo tiempo para amistades; pero desde que he sido convocado aquí por mi amigo John Seward he conocido a tanta buena gente y visto tanta nobleza que percibo más que nunca (y ha sido algo que ha ido creciendo con los años) la soledad de mi vida. Créeme, entonces, cuando vengo aquí lleno de respeto por ti, y tú me has dado esperanzas…Esperanza, no en lo que busco, sino en que hay buenas mujeres aún para hacer de la vida algo feliz… Buenas mujeres, cuyas vidas y verdades serán buenas lecciones para los niños que están por venir. Estoy muy, pero que muy agradecido de que pueda estar aquí para ser de ayuda a alguien como tú, pues si tu marido sufre, él sufre dentro del rango de mis estudios y experiencia. Te prometo que por él haré encantado todo lo que pueda…para hacer su vida fuerte y digna de un hombre y tu vida, una vida feliz. Ahora debes comer. Has trabajado demasiado y puede que, también, estresado demasiado. A tu marido Jonathan no le gustará verte tan pálida; y ver lo que no le gusta en aquello que ama, no le hará bien. Por lo tanto, por su bien debes comer y sonreír. Me has contado todo sobre Lucy, así que ya no debemos hablar de ello, no vaya a causar mayor estrés. Debo quedarme en Exeter esta noche, pues tengo mucho que pensar en todo lo que me has contado, y cuando haya pensado te preguntaré sobre ello, si así surge. Y, entonces, tú me contarás sobre los problemas de tu marido Jonathan tanto como creas que puedes, pero no todavía. Ahora, debes comer. Después, me lo cuentas todo.
Después de comer volvimos a la sala de estar y me dijo:
–Y ahora me hablas de él –al tener que hablar con este hombre que tanto conocimiento poseía, empecé a temer que pensara que era una débil e ignorante, y que Jonathan estaba loco (el diario era genuinamente tan extraño) y vacilé antes de empezar a hablar. Pero él era tan dulce y amable, y se había comprometido a ayudar… y confiaba en él; así que dije:
–Doctor Van Helsing, lo que te tengo que contar es tan extraño que debes prometer no reírte de mí o mi marido. He estado desde ayer prácticamente delirante entre mis propias dudas; debes ser amable conmigo y no pensar que soy una insensata por empezar a medio-creer en algunas cosas muy extrañas –. Me hizo sentir segura con su actitud así como con sus gestos cuando me dijo:
–Oh, querida; si tan solo supieras lo extraña que es la materia por la cuál estoy aquí, serías tú la que te reirías. He aprendido a no hacer de menos las creencias de nadie, sin importar lo extrañas que sean. He tratado de tener una mente abierta y no serán las cosas ordinarias de la vida las que pudieran cerrarla, sino las extrañas, las extraordinarias, las cosas que le hacen a uno dudar de si está loco o no.
–Gracias, gracias, ¡mil veces gracias! Acabas de librarme de un gran peso. Si me lo permites, te daré un documento para que lo leas. Es largo, pero lo he mecanografiado entero. Te contará el problema tanto mío como de Jonathan. Es una copia de su diario de viaje y todo lo que en este ocurrió. No me atrevo a decir nada sobre él; léelo tú mismo y juzga. Y cuando te vuelva a ver, quizás, podrías ser tan amable y decirme qué opinas.
–Lo prometo –dijo mientras le daba los papeles –; lo haré por la mañana, tan pronto como pueda y vendré a veros a ti y a tu marido, si así debo.
–Jonathan llegará a las once y media, debes venir a comer con nosotros y verle entonces; podrías coger el tren de las 3:35, que te dejará en Paddington antes de las ocho –. Se sorprendió de mi conocimiento de los trenes de primera mano, pero él no sabe que he estudiado todos los trenes de y hacia Exeter, para así ayudar a Jonathan en caso de un apuro.
Así que tomó los papeles con él y se marchó, y me quedé aquí sentada, pensando…pensando en no sé muy bien el qué.
CARTA (A MANO), VAN HELSING A LA SEÑORA HARKER
25 de Septiembre, 6 en punto
Querida Madam Mina,
He leído el maravilloso diario de tu marido. Puedes dormir libre de dudas. Tan extraño y terrible como es, ¡es cierto! Lo juro por mi vida. Puede que sea peor para otros, pero para él y para ti no hay desgracia sobre vuestros destinos. Él es un individuo noble; y déjame decirte de mi experiencia en hombres, que encontrar a uno que se atreva a trepar con aquella pared hasta alcanzar aquel cuarto (¡ah!, y volviendo una segunda vez…)… no es una clase que vaya a quedar permanentemente dañado por una experiencia traumática. Su cerebro y corazón están bien; esto lo puedo jurar, antes incluso de verle; así que respira tranquila. Tengo mucho que preguntarle en otros aspectos. Tengo la fortuna de que en el día de hoy vengo a veros, pues he descubierto mucho de una vez de nuevo, tanto que me siento mareado…más mareado que nunca, creo.
Tu más leal,
ABRAHAM VAN HELSING
CARTA, SEÑORA HARKER A VAN HELSING
25 de Septiembre, 6:30PM
Mi querido Doctor Van Helsing,
Mil gracias por tus amables palabras, que me han librado de un gran peso. Y, sin embargo, si es cierto, ¡que horribles cosas hay en el mundo, y qué terrible evento si ese hombre, ese monstruo, está realmente en Londres! Me da miedo pensar. He tenido un instante, mientras escribo, recibiendo un mensaje de Jonathan, diciendo que sale sobre las 6:25 de esta noche de Lauceston y que llegaré aquí a las 10:18, así que no debo temer esta noche. ¿Vendrás, entonces, en vez de comer con nosotros, a desayunar a las ocho de la mañana, si no es demasiado pronto para ti? Puedes volver, si estás en un apuro, con el tren de las 10:30, que te dejará en Paddington sobre las 2:35. No me respondas, pues entenderé que, si no he recibido noticia alguna, vendrás a desayunar.
Créeme,
Tu fiel y agradecida amiga,
MINA HARKER
[1] En el original en español: al fresco
[2] Es una planta, no sé más
Qué significa "sangüenta"?